quinta-feira, 13 de fevereiro de 2014

Grupo de Viana do Castelo ,alunos da academia de musica local forma grupo vocal

Rosa Isabel Vázquez

Aplicamos el Tercer Grado a Rosa Isabel Vázquez

Sin título

Comienza en el mundo profesional, pero, con el tiempo, su obra de autora se convierte en su actividad fundamental. Desde el 2011 desarrolla todos sus proyectos junto a Jose Antonio Fernández, bajo el nombre de Rojo Sache. Sus imágenes han sido premiadas en más de 80 certámenes internacionales y entre los nacionales destacan 9 Premios Lux de Fotografía Profesional. Sus obras han sido expuestas en diferentes países del mundo como España, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Australia, Argentina, Estados Unidos o China, participando, entre otros eventos, en Photo España 2012 o en Voies Off Photo Festival d'Arles (Francia). Desarrolla también una importante labor divulgativa a través de artículos, libros, conferencias y cursos especializados de fotografía en materias como el lenguaje fotográfico o la gestión de los proyectos personales, centrados en lo que hasta hoy ha sido su disciplina fundamental: el paisaje contemporáneo, en el que es referente en nuestro país.


¿Cuánto tiempo hace que se dedica a la fotografía como profesión?

Precisamente hizo 10 años el mes pasado.
¿De dónde viene su vocación?
De la montaña. Practicaba el senderismo autónomo de largo recorrido y necesitaba plasmar aquellos lugares preciosos e inaccesibles por los que pasaba.

¿Cuáles el género fotográfico al que más se ha dedicado?

El paisaje, primero a través de la fotografía de naturaleza, después como reportaje profesional y, desde hace algunos años, como un medio de expresión artística.
¿Cuál considera que son sus referencias fotográficas? ¿Quién o qué ha inspirado su forma de ver la fotografía?
En mis comienzos, sin duda Galen Rowell, por su profundo compromiso con la montaña. Todavía en el ámbito de la naturaleza, Vicent Munier, por su belleza auténtica. Posteriormente, Edward Burtynsky, por su grandiosidad, Hiroshi Sugimoto por lo sublime o Susan Burnstine por su irrealidad. Pero hay muchísimos más.
¿Recuerdas tu primera foto profesional?
Creo recordar que mi primera venta fue un reportaje sobre una ruta de senderismo en la Valldigna (Valencia).
¿Recuerda cuánto le pagaron por ella?
La verdad es que no, además era un reportaje que iba también con el texto y repartíamos entre el periodista y yo.
¿Cuáles son las ventajas que encuentra en la fotografía digital?
Comodidad, seguridad, calidad...
¿Qué echa de menos de las analógicas?
Quizá que las cámaras resultaban más ligeras y que las baterías duraban mucho más. Era importante cuando estabas una semana sin pasar por zonas civilizadas.
¿Qué pieza de su equipo valora más?
La verdad es que ninguna en especial, el equipo sólo es una herramienta. Valoro que tenga calidad y que su manejo me resulte cómodo pero no tengo una pieza favorita sobre las demás.
¿Qué foto le gustaría hacer que todavía no haya conseguido?
No tengo una ilusión concreta por una foto determinada. Trabajo por proyectos y es la foto que estoy preparando en ese momento la que tiene toda mi atención y la que más ansío realizar.
¿Qué destacaría con orgullo del mundo de la fotografía?
El alto nivel que hay en nuestro país, la apasionada afición que despierta en tantas personas.
¿Qué le gustaría eliminar, si pudiese?
Los egos, las envidias y la competencia desleal.
¿Qué tres libros de fotografía nos recomienda?
"Composición", de David Prakel, me parece también un libro muy útil. Me ayudó mucho cuando empecé a estudiar el lenguaje fotográfico. Es claro y está bien estructurado.
"Luces de Montaña", de Galen Rowell, es una obra maravillosa e inspiradora aunque ya descatalogada y muy difícil de encontrar.
"Sin miedo al flash" de Jose Antonio Fernández. Es una joya, completo y ameno,
Nos puede decir, qué exposición fotográfica de las que ha visto más le ha impactado…
Me impactó mucho una exposición que vi en el Reina Sofía hace algunos años, era una colectiva de artistas visuales que aportaban obras, muchas tecnológicas, interactivas. Incluía artistas como Daniel Canogar o Theo Jansen con sus "Strandbeests", complejos mecanismos fabricados con tubos de PVC y que, de manera totalmente autónoma, son capaces de caminar por las playas como si fueran nuevas formas de vida. Me pareció realmente increíble.
Por favor, explíquenos alguna anécdota curiosa que le haya ocurrido realizando alguno de sus trabajos.
En un viaje a Islandia, estaba fotografiando una cascada de 40 metros desde un pequeño saliente situado sobre ella, cuando un golpe de aire me tiró el trípode (la cámara acababa de recogerla). Milagrosamente, pude recuperarlo pues la laguna en la que cayó no era profunda y, después de repararlo, continúa siendo mi trípode. Lo que cambió a partir de entonces fue mi manera de trabajar, no he vuelto a poner en peligro mi vida por hacer una foto nunca más.
¿Hacia dónde cree que camina la fotografía?
No estoy muy segura. Por un lado, veo una democratización absoluta de la fotografía donde los dispositivos se simplifican y la afición llega a muchas más personas. Pero, por otro, hay muchos fotógrafos que cada vez buscan una fotografía más elaborada y de mayor calidad. Pero creo que la fotografía en los medios se va a desprofesionalizar; en realidad, es algo que ya está sucediendo.
Muchas gracias!

A ILHA ONDE TODOS OS HABITANTES DESCENDEM DE UM ÚNICO HOMEM

 

 NOVA ZELÂNDIA

 

 

Loving Earth / Flickr

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A ilha de Palmerston, localizada no Oceano Pacífico, abriga uma das comunidades mais isoladas do planeta. Visitada por um navio de suprimentos duas vezes por ano, fica tão longe de outras regiões habitadas que apenas os mais corajosos aventureiros conseguem pisar o seu solo. Curiosamente, a maioria dos seus 62 habitantes descende de um único homem: um inglês que ali se instalou há 150 anos.

Palmerston pertence ao arquipélago das Ilhas Cook, ligadas por um recife de corais que circunda as águas calmas de uma lagoa central.

Os recifes, no entanto, são muito altos, impedindo que hidroaviões aterrem na lagoa. Do lado de fora, as águas muito agitadas também dificultam a aterragem de aeronaves. A ilha é bastante distante de outros pontos habitados, o que também impossibilita o acesso por helicópteros convencionais.

Portanto, só se pode chegar a Palmerston pelo mar. E são nove dias de viagem, de barco, a partir da terra habitada mais próxima.

Mar Agitado

A ilha só pode ser avistada a três quilómetros de distância, mas quando está mau tempo não é possível sequer vê-la. Ao longo dos anos, dezenas – senão centenas – de barcos chocaram contra os recifes que se escondem sob as ondas, deixando muitos marinheiros presos na ilha.

O naufrágio mais recente aconteceu há três anos. O barco ainda pode ser visto, na praia, com um imenso buraco na carcaça. Peças desses navios – motores, madeira, mastros – tudo isso é aproveitado pelos ilhéus. Nada é desperdiçado em Palmerston.

Navegar em segurança entre as barreiras naturais que cercam a ilha é algo que só se aprende com anos de prática.

Bob Marsters, piloto de barcos, é o chefe de uma das três famílias que vivem na ilha. Elas competem entre si para chegar até os poucos iates que visitam a ilha anualmente. Quem vence a corrida tem o direito de receber os visitantes. Os ilhéus orgulham-se da sua hospitalidade e deliciam-se com companhia extra.

Essa generosidade, as regras de etiqueta da ilha, o seu sistema legal e as suas tradições foram passados oralmente entre gerações. E são um legado de um único homem, nascido no condado deLeicestershire, em Inglaterra, a mais de 16 mil quilómetros de distância.

William Marsters foi o primeiro homem a viver  permanentemente Palmerston, há 150 anos atrás.

Unknow / Wikimedia

Mudou-se para Palmerston com a função de administrar a ilha em 1863 e plantou coqueiros para produzir óleo de coco Em 1892, obteve a posse de Palmerston, concedida pela rainha Vitória

William Marsters mudou-se para Palmerston com a função de administrar a ilha em 1863 e plantou coqueiros para produzir óleo de coco
Em 1892, obteve a posse de Palmerston, concedida pela rainha Vitória

Marsters viveu nas Ilhas Cook a partir de 1850 e, cerca de 1860, foi nomeado administrador de Palmerston pelo então dono da ilha, o mercador britânico John Brander. Marsters mudou-se para a ilha em 1863, acompanhado pela esposa e por duas primas, todas nativas da Polinésia.

Marsters cobriu a ilha de coqueiros e, durante os primeiros anos, os navios de Brander paravam no local de seis em seis meses para recolher o óleo de coco que ele produzia. Aos poucos, as visitas tornaram-se mais raras, e seis meses transformaram-se em três anos. Até cessarem por completo: John Brander tinha morrido.

A rainha Vitória deu a William Marsters a posse da ilha. Ele casou-se com as primas da esposa e, juntas, as três famílias tiveram 23 crianças. Antes de morrer, em 1899, Marsters dividiu a ilha em três partes, uma para cada esposa. Hoje, apenas três dos 62 residentes de Palmerston não são descendentes diretos de William Marsters.

“Bem-vindos ao meu mundo, uma terra de areias brancas e coqueiros. Nada corre mal em Palmerston”, diz o anfitrião à BBC. ”Adoro este lugar. Todas as pessoas que andam a fazer guerras no mundo deviam vir para Palmerston para andar por aí a nadar ou jogar voleibol. Aqui ninguém discute”.

Pop e internet

Oficialmente, Palmerston é um protetorado da Nova Zelândia, dependente desta para muitos dos confortos tidos como banais noutros lugares. Habitação, energia e Internet (durante duas horas por dia) e, para os mais afortunados, rede de telemóvel.

No entanto, não existem lojas na ilha. Há apenas duas casas de banho. Os habitantes bebem água da chuva e o dinheiro é usado apenas para comprar mantimentos do mundo exterior, nunca entre os moradores.

Trabalhamos juntos, amamos-nos uns aos outros e partilhamos tudo“, diz Bob Marsters. ”Por exemplo, se fico sem arroz ou farinha, bato à porta ao lado. Se eles têm, dão-me”.

“Acho bem que as pessoas não vendam coisas aqui. O navio de mantimentos não vem há seis meses mas não choramos por falta de arroz ou de carne. Safamo-nos com coco e peixe. Mas também é verdade que quando o navio chega é como se fosse Natal!”, ri-se.

Bob é o governador de Palmerston e reside numa das extremidades da rua principal, feita de terra, com cerca de cem metros de comprimento e meia dúzia de prédios.

Num dos lados da rua está a igreja, central para a vida da comunidade. Também é uma das construções mais novas – e mais robustas – da ilha. O sino pintado de branco é tudo o que resta da capela anterior.

Sem qualquer outra terra por perto, Palmerston é atingida com intensidade total por qualquer tempestade. Nessas alturas, os moradores amarram as construções às árvores. Em 1926, um tufão atingiu a ilha, arrancando a antiga igreja do solo.

“As ondas quebravam aqui”, explica Bob, a apontar para a antiga casa de William Marsters, com mais de seis metros de altura. ”A igreja foi arrastada 200m para dentro da ilha. Os nossos pais e mães trouxeram-na de volta, empurrando-a sobre troncos de coqueiros.”

Aos domingos, o sino toca às dez da manhã, a chamar a comunidade para a missa. Nesse dia, não se trabalha nem se brinca até às 14h.

Peixe-papagaio

A comida é parte fundamental da vida na ilha. Para a maioria dos palmerstonianos, a pesca toma grande parte do dia.

BBC

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“O peixe está a diminuir”, afirma Bill, irmão de Bob, que é pescador. “Antes, os cardumes eram de centenas de peixes, hoje não”.

De pé no seu pequeno barco de alumínio que já recebeu várias reparações, Bill navega para além dos recifes, onde as ondas são gigantes, à procura de outras variedades de peixe. Os bolsos das suas calças estão cheios de linha e iscas.

Depois de duas horas a usar quatro anzóis longos, só conseguiu pescar dois peixes – entre eles, uma barracuda.

O peixe preferido dos habitantes da ilha é o Calotomus zonarchus, conhecido popularmente comoparrotfish (ou peixe-papagaio).

“Na década de 90, os membros do conselho proibiram a pesca do peixe-papagaio durante dois anos”, conta Bill. “Seis meses depois, alguém disse que precisávamos de dinheiro para o Natal e pronto, o assunto foi esquecido. Não podemos fazer nada. Qualquer coisa que a gente diga, vão simplesmente ignorar”.

O peixe é o alimento principal em Palmerston e também é o único produto de exportação da ilha. Entre uma e duas toneladas de peixe-papagaio são congeladas e recolhidas pelo navio de mantimentos que, duas vezes por ano, vem trazer produtos básicos, como arroz e combustível.

Bem, pelo menos, essa é a teoria. Às vezes, o navio simplesmente não vem. Há dois anos, ficou sem aparecer durante 18 meses.

Casamentos consanguíneos

A localização remota da ilha também cria outros desafios. Ir ao dentista, por exemplo, torna-se um grande empreendimento. Quando a moradora mais idosa da ilha, Mama Aka, de 92 anos, foi fazer um tratamento dentário em Rarotonga, capital das Ilhas Cook, levou quatro dias a lá chegar. Mas depois da consulta, que foi rápida, teve de esperar seis meses por um navio que a trouxesse de volta.

Se para alguns o isolamento é o grande atrativo da vida em Palmerston, para outros ele pode ser uma ameaça. Particularmente porque, com excepção de dois professores e uma enfermeira, todos na ilha são parentes.

BBC

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Bill teve seis filhos com a sua primeira esposa, uma mulher que pensava ser sua prima de segundo grau.

Quando era muito nova, tinha sido entregue a outra família pelos pais – prática comum na ilha. Ou seja, na realidade, Bill e a esposa eram primos de primeiro grau.

“Tinha ouvido dizer que, se te casas com um primo, isso pode ter efeitos sobre o bebé”, diz Bill. “Mas não acreditei até ao nascimento do nosso segundo filho. Ele era um bebé normal até aos seus seis meses de idade, mas ficou doente. Fomos procurar tratamento na Nova Zelândia, mas não havia nada a fazer”.

“Não há ninguém que não seja da família em Palmerston, por isso os casamentos consanguíneos acontecem”.

O isolamento leva muitos a deixar a ilha. Entre 1950 e 1970, a população de Palmerston chegou a 300 habitantes. Um terço da população são crianças, e todos parecem saudáveis e felizes ao participar das aulas na escola da ilha.

Mas muitos esperam partir para as cidades a centenas de quilómetros de distância. Sonham com mais conforto, melhores salários e, quem sabe, um marido ou uma mulher.

“Pouquíssimos deles voltam, e os outros não ficam em contacto com as famílias”, disse Mama Aka.

Educação

Shekinah Marsters tem 16 anos e quer ser advogada. Se isso acontecer, ela será a primeira aluna da escola de Palmerston a ir para a Universidade.

Actualmente, estuda na escola da ilha inglês, matemática, História americana e a vida de Cristo.

Shekinah já estudou na Nova Zelândia. “Existem muito mais oportunidades lá, mais coisas para fazer, mais amigos. Não me aborreço por aqui, mas fico desmotivada. Nado, pesco, toco guitarra, converso – mas nada mais”.

Nem todos escolhem visitar Palmerston. Na década de 1950, o barco do tenente Victor Clark naufragou perto da ilha e ele teve de viver no local durante nove meses. Anos mais tarde, a filha de Clark, Rose, veio à ilha trazer as cinzas do pai, que tinha morrido aos 92 anos de idade.

“Foi o período preferido da vida dele”, conta Rose, que é de Devon, em Inglaterra. Rose pretendia fazer uma visita curta, mas já se passou um ano e continua na ilha. É professora especializada em crianças com necessidades especiais e cuida de um menino que não consegue frequentar a escola da ilha.

“São uma comunidade muito focada na família, é muito giro”, ela diz. “Aprendi um pouco a observar a maneira como são próximos uns dos outros”.

Quando não está a dar aulas, Rose junta-se às outras mulheres para fazer chapéus e cestas com folhas de coqueiro.

O delicado trabalho manual, que as mulheres aprenderam com as suas mães, não está a ser transmitido para a próxima geração, já que não existem jovens adultos na ilha. Ainda assim, com frequência, o grupo pode ser ouvido a rir e a cantar.

Ao final da tarde, as crianças nadam ou jogam vólei. Alguns dos homens reúnem-se à volta da única TV da ilha para assistir aos melhores momentos do rugby. As mulheres relaxam na rede, a rir e a conversar.

A olhar para a lagoa, Bob Marsters diz: “Fomos feitos para desfrutar o mundo, o ar fresco, o sol, as coisas que Deus pôs na Terra. Não fomos postos aqui para discutir nem odiarmo-nos uns aos outros”.

quarta-feira, 12 de fevereiro de 2014

ESCRITOR REVELA LADO OBSCURO DO “PARAÍSO” ESCANDINAVO

Marcel Oosterwijk / Flickr

"The best of Swedish family life"

“The best of Swedish family life”

Um escritor britânico fez estalar a polémica ao questionar publicamente uma ideia popular: a de que a Escandinávia é o melhor lugar do mundo para se viver.

Intitulado Terras Escuras: a Triste Verdade por trás do Mito Escandinavo, um artigo de Michael Booth, publicado na edição impressa do jornal The Guardian, critica duramente a região, que ostenta índices invejáveis de saúde e educação.

O assunto também é tema do último livro do autor, para quem a Escandinávia não é “o paraíso que parece”.

“Queria fazer os leitores do jornal acordar do coma escandinavo”, afirmou Booth à BBC.

Booth vive na Dinamarca e é casado com uma dinamarquesa. Apesar de assumir que gosta de morar ali, destaca que “nem tudo é cor de rosa”.

No artigo, ele discorre sobre os problemas da Finlândia com armas e álcool, da viragem à direita da tradicionalmente social-democrata sociedade na Noruega, do desemprego juvenil na Suécia e dos problemas de saúde na Dinamarca.

“Nos últimos dez anos, o jornal The Guardian só publicou artigos positivos sobre essa estranha utopia que é a Escandinávia. Por isso, fui deliberadamente provocador e mostrei apenas parte da verdade. Claro que fui um pouco selvagem e brutal, mas acredito que tinha de fazê-lo”, assegura.

A “brutalidade” de Booth deu resultado. O artigo recebeu mais de 1 milhão de visualizações, foi comentado por mais de 3 mil pessoas e compartilhado 7 mil vezes.

Sarah G / Flickr

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Suicídio e depressão

Um dos mitos associados à Escandinávia diz respeito à alta concentração de suicídios na região.

Na verdade, porém, segundo dados da Organização Mundial da Saúde, nenhum dos países escandinavos figura entre os dez com maior taxa de suicídios no mundo.

Booth lembra, no entanto, que são os escandinavos que consomem mais antidepressivos, segundo dados da Organização para Cooperação e Desenvolvimento Econômico (OCDE).

O britânico também revela outras verdades incómodas, como por exemplo, que as escolas dinamarquesas não têm grandes resultados (feito que se atribui aos resultados do teste Pisa, sigla em inglês do Programa para Avaliação Internacional de Estudantes);  que a maior parte das mortes de homens na Finlândia está relacionada com o álcool, como indica o Sistema de Estatística da Finlândia; ou que a Suécia é um dos dez maiores exportadores de armas do mundo, segundo o Instituto Internacional de Estudos para a Paz de Estocolmo.

Além disso, Booth lembra que, entre todos os países escandinavos, o mais rico, a Noruega, que advoga por um ambiente mais limpo, continua a ser um dos principais exportadores de petróleo do mundo.

“Há uns dez anos, as pessoas no Reino Unido sonhavam em ter uma casa em França, Espanha ou Itália. Mas, então, chegou a crise, e as pessoas olharam para a Escandinávia porque viram ali uma espécie de retorno a certos valores básicos: a segurança, a confiança e uma sociedade um pouco mais simples e funcional, tanto estetica quanto estruturalmente. Há uma menor diferença entre ricos e pobres, há um maior sentido de comunidade, uma maior coesão social”, acrescenta Booth.

“Mas a verdade é que provavelmente nem os britânicos nem os americanos iriam querer viver tanto tempo aqui se soubessem como realmente é”, acrescenta o autor, que afirma que gosta de viver na Dinamarca, mas reconhece que se acostumou “a uma série de dificuldades”.

Uma delas é óbvia, mas não menos importante: o clima.

“Isso é o mais complicado”, assegura Óscar, um venezuelano que há mais de dez anos mora na Noruega.

“A diferença entre o verão e o inverno é enorme”, acrescenta Montserrat, uma espanhola que vive em Copenhaga há sete anos. “No inverno, todo o mundo sai de cara fechada e ninguém olha para as outras pessoas, mas no verão todo o mundo é amigo de todo o mundo”.

Simo Ortamo / Flickr

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Segregação

O espanhol Andoni, de uma pequena aldeia perto de Sevilha, é outro estrangeiro que mora na Escandinávia.

Quando a crise atingiu em cheio a Espanha, arrumou as malas e rumou com a sua família para Gotemburgo, na Suécia.

Segundo ele, pesaram na sua decisão a saúde e a educação pública de qualidade.

“O Estado ajuda-te com tudo, e a ideia é que os dois pais possam trabalhar, por isso existe esse incentivo”.

Os materiais escolares, a merenda e a creche são subsidiados. Apesar disso, Andoni ficou surpreendido ao descobrir que, em alguns colégios, a segregação era assustadora.

“No primeiro colégio em que os meus filhos estudavam, não havia nenhum filho de suecos, ainda que o bairro não fosse propriamente exclusivo de imigrantes”, assegura Andoni, que também afirma que antes de chegar tinha a ideia de que a sociedade sueca era mais multicultural.

A xenofobia também foi um dos temas abordados pelo artigo de Booth para o Guardian.

“Houve pessoas que me perguntaram pelo Twitter como eu me atrevia a chamar racistas aos noruegueses, e a verdade é que não fiz isso, só referi o avanço de um partido claramente islamofóbico nas últimas eleições”, afirma Booth.

O partido em questão é o Fremskrittpartiet, que forma parte da coligação que governa o país, com o partido conservador Hoyre (“direita”, em norueguês).

O partido acolheu durante muitos anos nas suas fileiras o norueguês Anders Breivijk, que matou 70 pessoas no verão de 2011 e deixou o país em estado de choque.

“Nunca disse que os noruegueses eram racistas, mas sim que há certas forças políticas, como o Fremskrittpartiet, cujos líderes, em algumas ocasiões, fizeram declarações xenofóbicas e agora são forças políticas com muito poder”, afirma Booth.

Por outro lado, os países nórdicos são um dos destinos mais tradicionais de refugiados, mas não são poucos os problemas de integração para quem vem de fora.

“O imigrante precisa de mostrar que está disposto a fazer um verdadeiro esforço para se integrar”, afirma Montserrat, que fala dinamarquês fluentemente e é casada com um nativo.

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Reações

As reações ao artigo de Booth foram tão acaloradas quanto as suas objecções aos problemas da região.

Dois dias depois da sua publicação, o Guardian veiculou outro artigo dando voz à opinião de personalidades escandinavas.

O dinamarquês Adam Price, criador de Borgen, uma famosa série televisiva, classificou o texto de Booth como “divertido”, ainda que afirmando que a sociedade dinamarquesa é muito mais homogénea do que o autor assegura.

Por seu lado, o ministro finlandês para a Europa, Erkki Sakari Tuomioja, disse ser difícil levar o autor a sério, “considerando que vem de um país com um sistema de canalização que data da época vitoriana”.

Já os islandeses reclamaram de ter sido ignorados pelo artigo, uma vez que o autor afirmou que existem “poucos islandeses”.

“Os noruegueses levaram o artigo a demasiado a sério. Não estão acostumados à crítica nem a ser etiquetados como vilões, mas realmente ganham muito dinheiro com petróleo e todos sabemos que os combustíveis fósseis não são propriamente benéficos para o meio ambiente”, acrescenta Booth.

“Muita gente telefonou-me a dizer que o Reino Unido não é melhor. Mas eu não abordei isso. Não criei uma competição entre países”, afirmou o autor.

Os suecos foram um pouco além e viram tintas políticas no ataque. Lars Trägaardh, professor de história da Universidade Sköndal, em Estocolmo, disse que o artigo de Booth ia na mesma linha das declarações de Eisenhower, nas quais o ex-presidente americano criticava a “filosofia socialista” e a “falta de ambição” da sociedade sueca.

Trägaardh diz que “a coesão social não é um prato fácil de digerir para todos”, apesar de reconhecer os desafios que a globalização e a migração apresentam.

“O meu artigo queria deixar claro que não há nenhum lugar perfeito. A Escandinávia é genial e ninguém aqui a está a menosprezr. Repare, o meu chama-se A gente quase perfeita, e é realmente isso que eu penso, que não são absolutamente perfeitos, mas estão próximos disso”, conclui.

Mundus Gregorius / Flickr

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